Latidos del corazón

Hay veces en que un sentimiento no te deja dormir y los pensamientos empiezan a fluir como ramificaciones de tu corazón. Cada uno emite luz propia y sus destellos te hacen mantener los ojos abiertos. Porque aunque las palabras no lleguen hasta donde está tu boca, mi alma se queda un poco más tranquila sabiendo que en algún lado he escrito que te amo. Hay veces que ya no me perturba mirar al pasado, que puedo ver fotos antiguas que parecen en blanco y negro sin que viejas heridas se vuelvan a infectar. Porque cada cicatriz cuenta, y será eterna, pero lo importante es sanarla a tiempo para que deje de sangrar. Porque cuando soy capaz de escuchar laa mejores canciones sin llegar a llorar, sé que es entonces cuando te has apoderado de todas mis emociones. Y ya no siento, porque solo siento por ti, y siento que te tengo lejos. Que no vas a venir a por mi. Intento ser fuerte, y aunque no lo demuestre, me duele hasta la presión del aire que despeina mi cabello, y cada vez que no hay estrellas cuando miro al cielo. Y ya todo se acaba, pero cada vez que bebo vuelvo a mis andadas, esas que hacen inolvidables tus manos, tu sonrisa, tu voz, tus labios, y cada una de tus miradas.
Tendría miedo de perderte, pero en realidad nunca he logrado tenerte. Te quiero, te quiero y por encima de todo y de todos, pero no me es suficiente, lo que siento es mucho más fuerte. No me vale con la desolación de no verte, ni con la esperanza de un día poder abrazarte de nuevo, quizás soy impaciente y no aprendo del tiempo. Ahora el viento es mi mensajero, a él le mando para ti cada te quiero, esperando que algún día un huracán te sacuda y te des cuenta que un alma necesita tu ayuda. Cada día sin verte es un silencio eterno que duele hasta quemar el alma, y va alimentando a mis pensamientos y a esa voz que llevo dentro que no deja de gritar tu nombre y de reconcomerme por dudar entre si soy cobarde o esperar está bien. Pero tras tanto vivido y sentido, he entendido que desde que tú apareciste por aquí yo ya no entiendo nada.