lunes, 3 de septiembre de 2012

Esclavos de la esclavitud


Somos completos materialistas, necesitamos del dinero para consumir constantemente, porque estamos poseídos por cualquier máquina que emita luces y sonidos, somos marionetas del destino que nos movemos a un mismo compás. No sabemos vivir solos, pero a veces se nos hace cuesta arriba vivir en sociedad. Somos crueles amigos, y perfectos enemigos de todo el mundo, incluso de nosotros mismos. ¿Es por miedo? ¿Es por vicio? ¿Será por envidia? ¿O por odio? Las preguntas de siempre se repiten a lo largo de la historia, y aunque todo el mundo opine sobre ellas, nadie saca nada en claro, pues yo aun estoy esperando las respuestas. Nos tiramos toda la vida hablando de caminos que ni si quiera existen, de metas, de la eternidad, de qué habrá más allá… Comenzamos la vida como algo obligado, y cuando tomamos consciencia de que estamos en ella, nos empezamos a cuestionar nuestra existencia. Somos seres indomables, que tan solo piensan en acaparar más y más. Las ansías de crecer nos corroen, hasta tal punto que olvidamos quiénes somos y nos dejamos llevar por quien nos gustaría creer que somos. Pero dime ¿En la balanza qué pesa más, si la ambición por ser mayor, o la ingenuidad de volver a ser pequeño? Porque sin duda daría todo por contar el tiempo hacia atrás. Ser niños otra vez y no pensar en nada más, no saber cuál es nuestro lugar, porque tampoco necesitamos tener uno. Estar aquí y allá, y que nuestra imaginación supere a la realidad, para que juntando trocitos de todos lados los hagamos realidad. 

Imágen extraída de: aquí.

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