viernes, 9 de enero de 2015

12 lápices

Caos en París, la ciudad del amor se ha convertido en la capital de la guerra, y yo, me sigo derritiendo por ver tu sonrisa. Al final acabaré por creerme que el futuro no está en nuestras manos, y que nos dibujan las manos de los políticos para que las sonrisas que hay detrás de los dólares de Walt Disney nos conviertan en marionetas en 3D manipulables a su antojo. 

Hoy todos somos Charlie, hoy cojo un lápiz para escribirle versos rotos a una utópica libertad que no llega. “¡Menudos locos!” “Pobres policías…”, son las palabras que más resuenan estos días. Pero aún peores son los idiotas que piden muerte a los fanáticos de una religión diferente, habiéndose bautizado, comulgado y confirmado por la iglesia, a la misma que le concedieron el don de casarse, como buenos cristianos. 


Me repudia la humanidad con su histérica vanidad de dejarse llevar por las masas. “¡Cuántos más seamos mejor!” Sí, eso dijo Hilter en el Holocausto. ¿Que prefieres leer antes que creer? Pues a la hoguera con tus libros, por el poder de la Santa Inquisición y hágase la voluntad del Señor. Somos nosotros, los perseguidos por el nazismo, que de tanto amar a Palestina la penetramos un poco más cada día. París… París es un soplo de aire fresco comparado con la historia del mundo, pero es  patético tener que seguir hablando del mismo cuento en pleno siglo XXI. El asco que siento es tan grande a la hora de aceptar que la órbita de este planeta ha girado siempre hacia el odio, que me dan ganas de sacarme los ojos. La humanidad seguirá destrozándose mientras siga cayendo en el fanatismo, en el nacionalismo o en el racismo, que al fin y al cabo, son lo mismo. Pero no esperes que el Vaticano se venga abajo; se lavará las manos, como siempre. La roña los pobres que se desvanecen por el lavabo, y el jabón los soldados. Dibujemos el retrato de los doce periodistas muertos con balas de kalashnikovs, Ala nos enseña que con sangre las cosas entran mejor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario