Fuimos rosas robadas del jardín de las pesadillas, las aspas de una cruz que sólo se unen en el epicentro del dolor para después continuar su trayectoria hasta el próximo punto.
Lo supe desde el principio, supe que éramos rosas. Que nacimos y moriríamos, aunque el mayor suplicio fuera contener estas repentinas ganas de morir a medida que más nos adentramos en la vida. Supe que nada de lo que estábamos haciendo caería en el olvido, y que eso nos convertiría en ejemplares de polvo encerrados en una vitrina, unos ejemplares respetables.
Supe que la cara negra del día nos invadiría, que tarde o temprano, nuestro afán por derrotar al sueño mientras los demás dormían, nos despertaría a gritos en pleno mediodía. Que las sábanas enmudecerían. Que las almohadas se cansarían de moverse, infartadas por el frenético tambor de nuestras pestañas.
Que el mundo, en conclusión, nos cobraría comisión. Una comisión tan alta como la proporción de emociones expulsadas por litro de aire. También supe que, los bancos saldrían perdiendo simplemente intentando calcularla, y que sería el destino quien nos haría abonarla.
lunes, 27 de julio de 2015
domingo, 26 de julio de 2015
Despeñando imaginables
Podría lanzar un suspiro al aire por cada cosa que pensé y no dije, o beber a carcajadas de la ironía que me pone en bandeja la vida. Podría venderme al sarcasmo y que mi cara apareciera en un barato diccionario de gasolinera junto al éxito del verano pasado. Son tantos los destellos que se desvanecen antes de que parpadeémos... Y eso, es justamente lo que los hace sumamente bellos.
No sé si el sitio al que me dirijo es mejor del que vengo, tampoco conozco si los ojos que ahora mismo se pasean por sus calles me llegarán a mirar en alguna ocasión, ni si encontraré aquéllos que pretendo buscar con el pretexto de que en su día me hicieron soñar. Quizás el reencuentro sea la peor opción para un final. Desconozco por completo la dirección de mis puntos y comas, me han demostrado en demasiados momentos que, no importa dónde los coloque, ellos sólo se dejan ver en el lugar al que quieren corresponder, y eso, me basta.
Si el caminar del humo por mi garganta alguna vez se vuelve mudo y ya no rasca, encontraré una lija más fuerte que mantenga mis signos vitales constantes. Una vez enterrado el dolor, sólo cabe esperar el suicidio de la inspiración.
He aprendido a convivir con los impulsos de la decepción y la traición, y debo decir que incluso los he hechado de menos cuando me los he quitado de encima para ducharme.
Mirando hacia atrás, no me consuelan aquellas falacias que hablan de la leyenda de una balanza equilibrada, - menos mal.
Mi locura nunca se dejó engañar, y aunque pareciera dormida, sólo estaba engañando a la razón. No somos más que lo que queremos ver, menos de lo que nos dejan ser y todo aquello que no viviremos para que alguien nos lo llegue a reconocer.
No sé si el sitio al que me dirijo es mejor del que vengo, tampoco conozco si los ojos que ahora mismo se pasean por sus calles me llegarán a mirar en alguna ocasión, ni si encontraré aquéllos que pretendo buscar con el pretexto de que en su día me hicieron soñar. Quizás el reencuentro sea la peor opción para un final. Desconozco por completo la dirección de mis puntos y comas, me han demostrado en demasiados momentos que, no importa dónde los coloque, ellos sólo se dejan ver en el lugar al que quieren corresponder, y eso, me basta.
Si el caminar del humo por mi garganta alguna vez se vuelve mudo y ya no rasca, encontraré una lija más fuerte que mantenga mis signos vitales constantes. Una vez enterrado el dolor, sólo cabe esperar el suicidio de la inspiración.
He aprendido a convivir con los impulsos de la decepción y la traición, y debo decir que incluso los he hechado de menos cuando me los he quitado de encima para ducharme.
Mirando hacia atrás, no me consuelan aquellas falacias que hablan de la leyenda de una balanza equilibrada, - menos mal.
Mi locura nunca se dejó engañar, y aunque pareciera dormida, sólo estaba engañando a la razón. No somos más que lo que queremos ver, menos de lo que nos dejan ser y todo aquello que no viviremos para que alguien nos lo llegue a reconocer.
viernes, 17 de julio de 2015
Caos calmo
Madrugada incierta, dime tú que llevas aquí
más tiempo que yo cómo se logra sobrevivir. Lo que antes era hielo ahora es
granito, por mucho que los rayos de sol me abracen aquí dentro no llega el
calor. Hoy compruebo bajo tu amargo cielo que la ausencia no es esencia, que se
necesita perder alguna parte de uno mismo para sentirla, pero no cualquier
parte, una a la que le hayas concedido el poder de dominarte. No somos cielo,
no somos tierra; somos agua destilada que se pierde entre las gargantas que nos
beben y que se evaporan al son de la vida, sin duda, la mayor canción suicida.
Quizás nuestra mecha haya sido apagada y ahora
se debata entre el humo y la humedad de la lágrima que le ha caído encima,
quizás nuestra esperanza esté despistada jugando al escondite en otro mundo
ajeno al nuestro donde no existan principios ni finales, cárceles ni
cementerios.
Sin embargo, ningún quizás podrá jamás advertirnos de lo que vendrá.
Si a este cuerpo le falta inercia para pulsar
la última tecla, si a esta cabeza se la ha escapado corriendo otra tuerca, si
no hay satélite que me convenga ni rosas en la puerta, si la inspiración se ha
quedado atascada en un cajón y no grita para ser escuchada, si mi piel ya no se
eriza al notar la sal de la brisa, si mis ojos ven sin mirar y ya no creen en
ningún lugar, si mis pasos tiemblan al saber que no se puede caminar marcha
atrás en el tiempo, si el metal parece un fiel caballero al que merece la pena
regalarle mi sangre… No es que mi agua
no se evapore, sino que mi corazón ha emprendido de nuevo su rumbo agarrándose
a la certeza de que sólo estaba de paso por esta estación vacía, carente de
alegría.
domingo, 12 de julio de 2015
Barcos a la deriva
Aun no sé muy bien por qué hemos aguantado este final sostenido durante tanto tiempo, lo que sí he sabido desde que comenzaron a arder nuestros recuerdos en vez de crear unos nuevos es que, acabaríamos anormalmente mal.
Quisimos ser demasiado, más de lo que nuestros caminos separados podrían haber soportado.
Quizás lo habríamos pasado mejor si sólo nos hubiéramos limitado a establecer una buena retirada a tiempo, sin dejar espacio para el remordimiento, simplemente esperar a que la bomba nos alcanzara después, por separado, y aunque no niego que yo, por mi parte, lo intenté, primero intenté que todo -o algo - fuera bien y también después intenté escribir un punto en este capítulo de mi libro perdido, sin embargo, también sé, aunque no lo quiera ver que, los amantes por muy pasajeros que sean nos ciegamente con sus instantes de placer, y es tan complicado luchar contra la marea de la pasión, ya que por muy fuerte que nades a contracorriente, siempre, siempre, hay una fuerza superior a la tuya que te balancea sobre las olas y te acaba devolviendo a la arena.
Y ahora, pensar con el corazón en un quizás, es tan inútil como lanzar lágrimas al mar e intenrarlas encontrar.
" Y así seguimos, luchando como barcos contra la corriente, atraidos incesantemente hacia el pasado. "
Quisimos ser demasiado, más de lo que nuestros caminos separados podrían haber soportado.
Quizás lo habríamos pasado mejor si sólo nos hubiéramos limitado a establecer una buena retirada a tiempo, sin dejar espacio para el remordimiento, simplemente esperar a que la bomba nos alcanzara después, por separado, y aunque no niego que yo, por mi parte, lo intenté, primero intenté que todo -o algo - fuera bien y también después intenté escribir un punto en este capítulo de mi libro perdido, sin embargo, también sé, aunque no lo quiera ver que, los amantes por muy pasajeros que sean nos ciegamente con sus instantes de placer, y es tan complicado luchar contra la marea de la pasión, ya que por muy fuerte que nades a contracorriente, siempre, siempre, hay una fuerza superior a la tuya que te balancea sobre las olas y te acaba devolviendo a la arena.
Y ahora, pensar con el corazón en un quizás, es tan inútil como lanzar lágrimas al mar e intenrarlas encontrar.
" Y así seguimos, luchando como barcos contra la corriente, atraidos incesantemente hacia el pasado. "
jueves, 9 de julio de 2015
Injustificaciones
He llegado a la conclusión de que tengo muchas dudas y hoy no está la luna para ayudarme a creer que están resueltas en un acto imprudente, por eso, ya no me importa disiparlas, prefiero dejarme llevar y que los soplos del viento me lleven dónde me tengan que dejar.
Soy irracional, soy poco inteligente y la verdad es que cada vez estoy más convencida de que la inteligencia sólo provoca dolor, dolor e impotencia, porque el ser más inteligente de la Tierra debe lidiar con la certeza de saber que lo es, y así pues, sobre él recaerá una enorme carga, y dudo mucho que logre deshacerse de ella, podrá caer en la locura, pero ésta no será más que un amargo disfraz con el que aumentará su pena.
Siento que hoy solo quiero ser una más, una estrella fugaz que se deshiele al compás de este mundo absurdo que nos tira al suelo y luego nos obliga a aprender a caminar para que, explotando nuestros pies cada vez más a medida que crecemos soporten nuestro peso, siempre en aumento,( porque sé que los kilos que pesa un alma no se miden en la balanza) y sentirnos atrapados por la fuerza de la gravedad que nos enseña que a pesar de que a veces caigamos por propia voluntad y no tengamos intención alguna de volver a subir, ella nos impulsará hasta el juego de nuevo.
A veces obtenemos lo que pedimos, otras, nos acojemos a ciertas oportunidades que por algún motivo -siempre lo hay, imaginario o real- se nos aparecen y nos acaban seduciendo. Luego, ya podremos contar que fue una casualidad o una coincidencia, pero si nosotros mismos somos capaces de autoengañarnos al pronunciar esas palabras, es que poco o nada nos ha costado alcanzarlas.
Sin embargo, a este mundo y a la vida en general, nuestras intenciones le dan más bien igual. Puede llegar a ser divertido incluso, el hecho de saber que tendrás que luchar y que cuanto más sentido tenga un sueño para ti, más agujas encontrarás en el camino que traten de rebentarlo, saber que, nunca sabrás dónde acabarás ni desde dónde empiezas. Nosotros mismos constituimos el primer, el ultimo y el más fuerte obstáculo ante nuestros sueños.
Y en el momento en que dejamos de estar en guerra con nuestro interior, se termina la partida.
Aquí no hay reglas más que la mera supervivencia, el resto de leyes, obligaciones o condenas son partículas de polvo que de cerca ahogan como la hiedra. Es por eso que deseamos ser quienes no somos, poder llegar a ideales ficticios, a ser personajes de cuento, porque sólo esos dibujos que nos provocan las más impactantes reacciones a un nivel profundo son los que precisamente se encuentran más alejados de este mundo.
Voy a seguir amando a mis dudas a pesar de sus afiladas espinas, que se me clavan cada día desde la planta de los pies hasta la boca del estómago, y seguiré fiel a mis actos de rebeldía, preguntándome de dónde vienen las preguntas y hacia dónde van, si existe algo de polvo entre las palabras y los hechos, si somos de carne o somos de verso, si sacrificaríamos nuestro tiempo por un beso, si vivimos muriendo o morimos al nacer.
Soy irracional, soy poco inteligente y la verdad es que cada vez estoy más convencida de que la inteligencia sólo provoca dolor, dolor e impotencia, porque el ser más inteligente de la Tierra debe lidiar con la certeza de saber que lo es, y así pues, sobre él recaerá una enorme carga, y dudo mucho que logre deshacerse de ella, podrá caer en la locura, pero ésta no será más que un amargo disfraz con el que aumentará su pena.
Siento que hoy solo quiero ser una más, una estrella fugaz que se deshiele al compás de este mundo absurdo que nos tira al suelo y luego nos obliga a aprender a caminar para que, explotando nuestros pies cada vez más a medida que crecemos soporten nuestro peso, siempre en aumento,( porque sé que los kilos que pesa un alma no se miden en la balanza) y sentirnos atrapados por la fuerza de la gravedad que nos enseña que a pesar de que a veces caigamos por propia voluntad y no tengamos intención alguna de volver a subir, ella nos impulsará hasta el juego de nuevo.
A veces obtenemos lo que pedimos, otras, nos acojemos a ciertas oportunidades que por algún motivo -siempre lo hay, imaginario o real- se nos aparecen y nos acaban seduciendo. Luego, ya podremos contar que fue una casualidad o una coincidencia, pero si nosotros mismos somos capaces de autoengañarnos al pronunciar esas palabras, es que poco o nada nos ha costado alcanzarlas.
Sin embargo, a este mundo y a la vida en general, nuestras intenciones le dan más bien igual. Puede llegar a ser divertido incluso, el hecho de saber que tendrás que luchar y que cuanto más sentido tenga un sueño para ti, más agujas encontrarás en el camino que traten de rebentarlo, saber que, nunca sabrás dónde acabarás ni desde dónde empiezas. Nosotros mismos constituimos el primer, el ultimo y el más fuerte obstáculo ante nuestros sueños.
Y en el momento en que dejamos de estar en guerra con nuestro interior, se termina la partida.
Aquí no hay reglas más que la mera supervivencia, el resto de leyes, obligaciones o condenas son partículas de polvo que de cerca ahogan como la hiedra. Es por eso que deseamos ser quienes no somos, poder llegar a ideales ficticios, a ser personajes de cuento, porque sólo esos dibujos que nos provocan las más impactantes reacciones a un nivel profundo son los que precisamente se encuentran más alejados de este mundo.
Voy a seguir amando a mis dudas a pesar de sus afiladas espinas, que se me clavan cada día desde la planta de los pies hasta la boca del estómago, y seguiré fiel a mis actos de rebeldía, preguntándome de dónde vienen las preguntas y hacia dónde van, si existe algo de polvo entre las palabras y los hechos, si somos de carne o somos de verso, si sacrificaríamos nuestro tiempo por un beso, si vivimos muriendo o morimos al nacer.
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