¿Sirve de algo?
¿Sirve de algo tener algo tan importante que contar y, sin
embargo, callarlo?
¿Sirve de algo comenzar con una pregunta?
¿Sirve de algo pensar tanto?
En esta vida está todo perfectamente desequilibrado, todo en
su misma dosis, pero a lo contrario. Por eso, cada día que pasa es como si ya hubiera
pasado una vida. Y cada día que ando, creo pisar sobre mis pasos. La realidad
choca contra ti, y solo hay dos formas de que la historia siga; o te apartas o
te aplasta.
Tiene más experiencia que tú, pues ella lleva viviendo en el
mismo lugar des de que el Sol salió por primera vez y la luna se escondió en la
noche, tras él.
Llegados al gran dilema, solo queda espacio para una
pregunta. Está claro que nos la haremos a nosotros mismos, porque de quien
menos solemos desconfiar es de nuestro interior, aunque cuando cambia no lo
sepamos aceptar, y tratemos de ver el culpable en otro lugar, en el fondo
sabemos que quien mejor que uno mismo para divagar sin rumbo entre mares de
preguntas que no tienen final. Porque sus respuestas están perdidas, porque no
son concisas, porque tratamos de buscarlas sin pararnos a pensar si de verdad
existen, o si hay que encontrarlas.
Simplemente escogemos el camino que nos parece más fácil, el
de preguntar, esa curiosidad que un día mató al gato, tiene fama de haber
acabado con más de un ser humano, porque con el tiempo he aprendido que hay
cosas que es mejor no aprender.
La verdad, siempre dolerá, pero aun así hay que saber
encajarla, y no donde más convenga, sino dónde y cuándo venga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario