jueves, 15 de noviembre de 2012

Ansia


¿Qué has hecho ahora, qué has destruido o qué ley has quebrantado?
¿Quién ha sido el que te ha parado los pies esta vez?

Dime si aun sientes la misma adrenalina bajo tu piel como si fuera la primera vez. Dime si aun sientes esa presión tan alta que sube por tus venas justo antes de caer. Dime si aun vas corriendo en línea paralela a las autoridades, y si aun  mantienes los mismos sueños que te convierten en un liberal de lo radical. Dime si aun arriesgas tu vida en cada curva, y si por subirte a dos ruedas matarías. Dime si esa pasión aun sigue viva. Y prométeme que nunca se apagará, pase lo que pase, que la vas a alimentar hasta que se haga tan grande que te engulla algún día, y ya no tengas que hablar de sueños, porque entonces serán ellos los que hablen por ti.

Dame una sola garantía de que alguna vez podrás decir que es verdad, que tenía que pasar. 
Demuéstrame que ya ha pasado, pero que la magia sigue latiendo en tu interior. Hazme saber que todos los planes de futuro, se han convertido en esa sonrisa de niño que veo en tu cara cada vez que te miro. No me muestres tu camino, enséñame las ganas que tienes de seguir. 

Explícame cómo es sentir un estallido de luz y color, cuéntame con pelos y señales cómo se vive una explosión cuando eres tú el causante y el que sale volando por los aires. Cuéntame si se ríe o se llora, o si simplemente se deja que suceda. Quiero saberlo todo. 

Quiero que me mires con ilusión a los ojos y me cuentes el mejor momento de tu vida, sin importar miedos ni temores, simplemente déjate llevar por las emociones. Sinceramente, me da igual lo que me cuentes. Porque mis ojos no se creerán que están frente a los más bonitos del mundo, mis labios sólo querrán besar los que tienen delante suyo moviéndose al compás de la melodía de tu voz, y te prometo que cada vez que sonrías, yo estaré llorando por dentro, llorando de felicidad. 

Felicidad de saber que estoy compartiendo unos segundos de mi tiempo contigo, y que no me arrepiento, porque estaría dispuesta a regalarte todos los que fueran necesarios para poder pasar el resto de todo el tiempo que me queda a tu lado. Sería capaz de dejarlo todo. 

Y por más vueltas que le doy, he llegado a la conclusión de que no existe razón para amar, simplemente se hace. Y es un sentimiento tan irracional e incondicional, que da igual lo lejos que estés, porque en el momento en que tu corazón sabe más que tu mente, ya ha decidido por ti, y te ha puesto por delante de mi vida, porque lo más importante a partir de ahora, para mí, será la tuya. No hay vuelta atrás. No hay más. 

Una vez que ha sucedido, no lo puedes borrar. No es como un recuerdo, que surge cuando más lo necesitas, sino más bien es como… un terremoto. Un temblor con dos epicentros que se juntan donde se encuentran sus ondas. Pero que a lo largo del tiempo, se van repitiendo sus réplicas. Ninguna es igual a la anterior, hay algunas que vienen con más fuerza, hay algunas que son inesperadas y otras que ya habían sido detectadas. Pero todas son inevitables. Y con cada movimiento, el corazón va sufriendo y el alma va engrandeciendo.

Madurar no significa protegerse de cada seísmo, sino saberlos encajar.  Lo más duro es que, nunca te acabas de recuperar, porque la tierra de tu interior no deja de temblar.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario