Hay heridas que nunca se cierran, ni falta que hace. Porque
hay penas que solo se curan al otro lado.
-¿Al otro lado de qué?- Preguntó el Gato, riendo jocoso. Mientras
Alicia comprendía a lo que se refería mucho antes de que él lograse ponerle el
punto final a su interrogación, y, de que ella procesase estas palabras,
encarceladas en verdades que se alzaban como telones de acero y que se clavaban
entre pecho y espada, colándose por entre sus pestañas, desgarradas del frío
que trae consigo agosto.
Comprendió que, ella ya estaba dentro, al otro lado, y
que, una vez allí, el mundo se había girado de tal manera que no había cabida
para otro lado que no fuera ese. Porque ya no había otro lado. ¿Se había
esfumado? No. El problema es que había vivido en un lado que era inexistente.
Pero, la raza humana, empobrecida por el poderío de su ego, la había convencido
de que ese era el lado, y de que, si había otro u otros, eran inexplorables e
inalcanzables.” Pobres…” pensaba ahora. Ellos nunca dejaron que su imaginación
les guiara. Ni siquiera hicieron el esfuerzo de confiar en ella, al negarle así
su existencia, de igual manera que a “ese otro lado” del que si se hablaba
entre callejuelas, el mismo barro censuraba.
Mas, no acabará aquí su condena. Cada una de las generaciones que venga, caerá en la trampa de las mismas generaciones que le precedió.
Mas, no acabará aquí su condena. Cada una de las generaciones que venga, caerá en la trampa de las mismas generaciones que le precedió.
“Lo peor de todo, no es eso. Eso sería en todo caso lo
mejor. Encontrar tú lugar: el sueño de cualquiera.”- reflexionaba al
anticipársele una lágrima a sus pensamientos.- “Pues, ahora mismo creo que, el
sufrimiento más profundo que se me puede clavar en las entrañas del corazón es,
el saber que, la diferencia no tiene porqué ser un buen indicador. A veces su
peso recae sobre unas espaldas débiles que acaban de aterrizar en un mundo
nuevo. Sin embargo, el que sea nuevo a mis ojos y a mis manos, no significa que
no haya estado aquí desde que vivo, y el no haber vivido en él desde que mi
sangre bombea, es lo que realmente duele.
Cuando descubrimos algo que parece tan improbable, pero que a la vez, se nos presenta tan familiar, olvidamos todo lo que somos y recordamos que, no somos nada.”
Cuando descubrimos algo que parece tan improbable, pero que a la vez, se nos presenta tan familiar, olvidamos todo lo que somos y recordamos que, no somos nada.”
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