domingo, 21 de febrero de 2016

Intenciones

Ni el fumador dejará su vicio por mucho que se prohíba, ni el corazón olvidará el hilo del que pende para salir volando.

Encadenada a la noche, víctima del vaivén que produce la marea en las olas de plata de estas venas muertas de pena. Robándole horas al sueño y justificando el suicidio de un despertador. Cualquier hora es buena para mordisquearse a locuras. Cualquier hora vale para dejarse caer.

 No le preguntes a mi tibia porqué ya no soporta contar los cuadrados de las aceras si al caminar se distrae dándole la vuelta a las malas ideas. Si no estás hecho de plástico, de poco sirve un radiador al que acercarse para recomponerse.

Menos mal que la piel que nos nutre saca a relucir todas sus heridas antes de abrir los ojos. 

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